viernes, 5 de septiembre de 2008

El comienzo

Todo comenzó en las navidades del 2006, bueno para ser más realistas, comenzó antes. Comenzó el día que mis padres decidieron acogerse a un programa de acogida de bebes. El programa consistía en acoger a niños que sus padres, por el motivo que fuese, decidían renunciar a sus bebes (posiblemente la decisión más dura de sus vidas). En ese caso podrían suceder 2 cosas, que no los reclamasen (sino me equivoco tienen el plazo de 1 mes para hacerlo) o que lo reclamasen. En caso de que lo reclamasen, tendría que ser un juez o un equipo de expertos el que evaluase si los padres estaban capacitados para cuidar de él y tomar una decisión, por lo que el proceso se alargaría entorno a unos 6 meses (pueden ser más o menos dependiendo del caso). En caso de que no lo reclamasen dentro de ese mes, el niño pasaría automáticamente a adopción. A mis padres, para empezar, les tocó el más dificil todavía. El caso de mi hermano (permitidme que lo llame y considere como a tal), sus padres si lo querían, pero no estaban capacitados para cuidar de él y el gobierno autonómico decidió tomar la tutela de él, permitiéndoles al principio visitas controladas las cuales con el paso del tiempo suprimieron.

Siempre me acordaré del primer día que lo vi, era 22 de diciembre (sino me equivoco, no soy muy bueno para las fechas), ese día, como tantos otros por motivos de trabajo me pasé por el edificio del gobierno autonómico, aunque ese día no iba por trabajo, iba a ver como mis padres recogían a mi hermano. No os voy a engañar, cuando mis padres me comentaron sus intenciones de apuntarse a ese programa creí que estaban locos, que como había decidido casarme al año siguiente y marcharme de casa, les había entrado una locura transitoria, aunque cuando lo ví, al instante cambié ese pensamiento, y me di cuenta de la gran labor que iban a hacer mis padres. Al principio, mi hermano estaba enfermito, para ser sinceros, muy enfermito. Casi tenía 5 meses y nunca había salido del centro de menores. Los días iban pasando y mi hermano cada día mejoraba y sonreía más, realmente lo que mejor definiría a mi hermano era (y espero que siga siendo) su sonrisa y generosidad. Durante 5 meses compartimos casa, luego me casé y me fui a vivir a escasos 20 metros de mis padres, por lo que el trato siguió siendo continuo. Llegó julio y nos dijeron que mi hermano se iba, que le habían encontrado un hogar, lógicamente se mezclaron una serie de sentimientos, por un lado de tristeza por tener que decirle adios y por otro de alegría porque formaría parte de una familia que lo querría y acogería en su seno. Curiosamente, un par de días antes, nos llaman y nos dicen que cometieron un error y que finalmente el niño no puede irse en adopción. En agosto estuvo a punto de irse otra vez, pero los padres hicieron uso de derecho de reclamación y no se pudo ir, por lo cual no tentiendo como se lo iban a entregar a una familia si aun no habían cumplido todos los trámites, y mi pregunta es, ¿es el niño un paquete que se puede mover de mano en mano? Mi hermano, siguió con nosotros, pasamos nuestras segundas navidades juntos, aunque si las anteriores fueron muy felices y maravillosas, estas fueron más tristes, mi hermano se volvía a marchar, y lo peor de todo era la forma. Mis padres tenían que llevar al niño a un edificio, ir a una habitación y cuando mi hermano se despistase, marcharse y dejarlo solo, ¿os podeis imaginar que un día de repente os despertais en un lugar que no conoceis, al lado de gente que no conoceis, que no queda ni huella de vuestro pasado? Terrorifico ¿verdad?. Pues eso es lo que los expertos dicen que es lo mejor (así va el mundo), porque así el niño se adapta mejor, vamos por cojones. Mis padres intentaron cambiar esa forma de "entrega", les llevaron informes médicos que demostraban que el niño, de esa manera, sufriría a lo largo de su vida numerosos traumas, a los cuales sería posible que nunca encontrara explicación y siempre tendría en su interior esa sensación de abandono. Los expertos, como tales que son, siguieron pensando que su forma de proceder era la mejor, y lo que es más grave, ni siquiera quisieron perder su valioso tiempo en leer los informes. Mis padres solo pedían lo normal, que el cambio se hiciese paulatinamente, un día sus nuevos padres vinieran a casa, otro día fuesen todos juntos a dar un paseo, otro día fuesen a pasear ellos solos, un día se lo llevaran a dormir, ..., en una palabra, que el niño se adaptase, vamos lo normal en cualquier país menos en el nuestro.
La cuestión es que mis padres ahora están inmersos en un proceso judicial para intentar que en el futuro esto no vuelva a ocurrir, y curiosamente por el camino han ido saltando numerosas, denominemos "cosas raras" o simplemente irregularidades.

Bueno no quiero aburriros en esta primera entrada

5 comentarios:

Maria Durga dijo...

Hola, sólo quiero darte la enhorabuena por la decisión de comenzar este blog. Te deseo que este nuevo caminar discurra feliz.

Abrazos desde el alma

Jordi dijo...

Al final, y hasta en cosas tan trascendentes como éste tema, hay muy poca sensibilidad...

Hay criadores de animales, de perros por ejemplo, que cuando venden un cachorro, prefieren que los futuros compradores se queden finalmente con el animal, despues de dos ó tres visitas de adaptación.... ¡¡¡

Qué ironía, no ???

Aún siendo animales piensan en su adaptación, y luego sin embargo, nos encontramos con situaciones de este tipo, con niños pequeños..

Increible...

Sin más comentarios

Hermano dijo...

No podría estar más de acuerdo contigo Jordi.

Yo hace un año compré (que no adopté) un perro. Antes de que el criador me lo viendiese, tuve que darle un montón de explicaciones sobre si vivía en casa o en un piso, si el perro pasaría mucho tiempo sólo, ... si había tenido más perros. Y como comentas, tuve que ir más de una vez a su casa antes de comprarlo.

Parece mentira que haya gente que piense más en los perros que otras personas en la adopción de los niños.

Angela dijo...

Jose, te felicito por tu blog;estoy admirada de lo bien que has captado el problema de Daniel:que solidez de vinculo con tus padres. Eso dice mucho en su favor. Cuanto apoyo pueden tener en ti ahora que las "cosas raras" (como tu dices)les estan haciendo sufrir por Daniel.
Sigue!

toñi dijo...

Que triste que todos los que tienen el poder hagan las cosas tan dificiles para la gente que obra de buen corazón. suerte y un beso